miércoles, 13 de abril de 2011

Screw Cap Affair

A veces hay que cruzar medio mundo para entender a alguien que no habla tu idioma. Porque entender al otro es la base del respeto. Y yo aquí estoy, un defensor a ultranza del tapón de corcho haciendo vino en una bodega donde solo se comercializan screw cap (tapones a rosca).

En un caso así, lo mejor que uno puede hacer es preguntar lo justo, escuchar mucho, y tratar de comprender cómo en una bodega se puede dar una elaboración tan tradicional y europea junto con un tapón tan del "nuevo mundo". Y me dicen que ellos tienen la "suerte" de no vivir bajo la obligación del tapón de corcho. Que no entienden por qué arriesgar un mínimo de un 2% de botellas bajo el riesgo de TCA. El corcho siempre ha sido el culpable de todo TCA, muchas veces injustamente, pero bueno, yo sigo escuchando. Y pregunto la duración de un vino bajo tapón de rosca, sin la microoxigenación del corcho y el riesgo de reducción. "Unos 20 años", me dicen. "Pero además, ¿quién guarda ahora mismo el vino tanto tiempo". El consumidor no tiene paciencia y el vino se abre muchas veces antes de tiempo. Para eso no necesitamos corcho".

Y es verdad. Estamos perdiendo la paciencia y la pausa en esta sociedad que devora el tiempo y las novedades. Muchas veces, para el disfrute de un vino necesitamos darle tiempo, tener paciencia. Y no la solemos tener. Ansiosos descorchamos vinos en plena adolescencia. A veces, lo importante es esperar. Tener pausa.

Es una lección a tener en cuenta. La vida no consiste en tenerlo todo y tenerlo ya. Consiste en tener lo justo para ser feliz en el momento apropiado.


Y por mi parte seguiré bebiendo vinos con corcho natural. Porque el ecosistema de los alcornocales merece la pena ser conservado. Porque es un producto con huella de carbono negativa. Porque me gusta el ritual del descorche, y ya sabemos que el vino, el ritual y la compañía es más importante que el propio líquido.

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