miércoles, 17 de noviembre de 2010

Icebreaker

No sé dónde leí hace poco que había o debería haber un vino llamado icebraker, porque al final el vino es eso, un acompañante para romper el hielo de una conversación. Para que gente que, se conozcan o no, tengan algo en común de lo que empezar a hablar, y tras ese comienzo, la botella pase a un segundo plano y la conversación prosiga. Conversación sobre vino, sobre el país, sobre el amor o sobre la vida. En el mismo sentido se refería Alejandro Dumas cuando decía que lo mejor de un buen vino era abrirlo con unos amigos, servirse, llevarse la copa a la nariz, olerlo y pasarse el resto de la noche hablando. Ni siquiera mencionaba beberlo.
Yo no concibo beber vino a solas, sin una conversación que lo acompañe. El vino como excusa pero siempre en segundo plano.
Siempre que me ha tocado dar un curso de cata he comenzado con un discurso similar a este. Esta mañana también, con mayor razón. Yo dando un cursillo rápido de cata para militares en una base militar. Lo único en común entre ellos y yo era eso: el vino.
La conversación, las bromas y el buen humor prosiguió hasta que nos despedimos después de que me invitasen a comer.
El vino como unión. Si quieres romper el hielo, abre una botella de vino. Abrirás un momento que merecerá la pena ser compartido.

1 comentario:

  1. No había pensado y es cierto. Leo lo que has escrito y me trae a la memoria situaciones en las que el vino ha ayudado a iniciar una conversación.
    Saludos.

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