viernes, 5 de noviembre de 2010

Lluvia que empapa

Llueve de nuevo en el Medoc. Llueve tímidamente, como si no quisiera molestar. Llueve sin hacer ruido, pero sin pausa. Lluvia que empapa.
No ese tipo de lluvia que te atrapa sin avisar, que llega en tromba acompañada de mucho aire, que azota las ramas de los árboles, que hace volar las hojas de un lado para otro. Esa lluvia torrencial que se hace dueña de todo durante un rato, pero que al cabo de unos minutos ya no recuerdas. Esa lluvia que agronómicamente es poco efectiva debido a la escorrentía. Como aquellas personas que al entrar en una fiesta quieren convertirse de buenas a primeras en los protagonistas, pero que nadie se acuerda de llamar para la siguiente fiesta.
Pero esta lluvia que cae en el Medoc es distinta. Es una lluvia que días después sigue estando presente en la tierra húmeda. Es como esos amigos a los que un día conoces y poco a poco, sin hacer ruido entran en tu vida y al cabo de un tiempo te das cuenta de que llegaron para quedarse.
No sé si me estoy liando.
En realidad sólo quería felicitar un cumpleaños.

No hay comentarios:

Publicar un comentario