miércoles, 20 de marzo de 2013

Els Jelipins o un capítulo de lo que el vino podría ser



Iba a escribir un par de artículos sobre ferias de vino y sobre lo que he visto en la Ribera del Duero, cosas que detesto y a veces me desesperan y deprimen.
Andaba buscando cómo unir las palabras egolatría, superficialidad, esnobismo, vanidad, falta de profesionalidad y postureo y dudando si merecía la pena manchar un par de páginas del blog y meterme en otro charco, "este es un mundo muy pequeño, nos conocemos todos y te metes en demasiados jardines", me dicen.
Así que mientras lo maduro, he preferido compartir un pequeño texto que leí en el libro 112 vinos para el 2012 escrito por David Seijas. Es un texto escrito por los propietarios de la bodega Els Jelipins para explicar en qué consiste su proyecto vinícola:

"Básicamente, para nosotros es un proyecto familiar, en tamaño y en objetivos. Pretendemos vivir, no enriquecernos, ni tampoco hacer crecer nuestro ego de forma enfermiza. Hacemos y haremos poquitas botellas (empezamos con 1.400 en el 2003 y ahora hacemos 2.000), por lo tanto, somos micros. Esto nos permite no tener que practicar una política comercial agresiva, ni tener que gustar a todo el mundo. Por lo tanto, a quien le gusta, le gusta mucho. A quien no, no le gusta nada. El mundo del vino es amplio y diverso (por suerte). Nosotros hemos encontrado un pequeño reducto de locos por el vino de todo el mundo, a quienes nuestras botellas los hacen disfrutar. A menudo nos visitan. Abrimos un montón de botellas y nos reímos. Y justo esto forma parte de nuestros objetivos. Estamos contentos."

El mundo de vino es amplio y diverso (por suerte). Y siempre encuentras un vino que te reconforta con la vida y te demuestra que hay muchos mundos, sólo hay que buscarlos.

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