domingo, 17 de octubre de 2010

Puntuaciones numéricas

A veces necesitamos las palabras de otros para arrastrar a las nuestras. Decía Teobaldo Capellano, en las contraetiquetas de sus vinos:
“A las guias de vino, hablando humildemente: En 1983 le pedí al periodista Sheldon Wasserman que no publicara puntuaciones de mis vinos. No solamente no publicó puntuaciones en su libro Italy’s Noble Red Wines, sino que también escribió que yo le había pedido que no me incluyera en ninguna ‘clasificación’ en la que la comparación se hace en términos numéricos divisivos, en vez de expresar una labor humana compartida. No he cambiado de parecer: Mi pequeña finca, que produce sólo 20,000 botellas de vino, sólo interesa a un pequeño número de clientes-amigos. Creo en la libertad de información, aún cuando se trate de juicios negativos. Pienso en mis colinas como un territorio anárquico, sin inquisidores ni facciones opositoras, cuya riqueza inherente se ve estimulada por crítica pensante y severos. Busco una comunidad que sea capaz de expresar solidaridad, aún con aquellos que no hayan sido bien compensados por la Madre Naturaleza.”
Cada día estoy más convencido de que calificar un vino con un baremo numérico es absurdo. La cata no es objetiva de ninguna manera. Uno valora un vino dependiendo del momento, de la compañia, de su estado de ánimo, de sus propios gustos, de los lazos sentimentales que su experiencia le ligue a algún vino o región. Al final no son más que opiniones, totalmente discutibles, que te obligan a decir que un vino te gusta más que otro, pero de ninguna manera te posibilita decir que un vino es mejor que otro.
Al final, las valoraciones de un vino son como las afirmaciones que publico en este blog. Son mis opiniones, totalmente discutibles. Dicen que soy demasiado categórico. Que lanzo opiniones como si no admitiesen discusión. Pero es que de mí dicen tantas cosas... al final aquí hablo de mis gustos, mis sensaciones, mi historia, mi pasado y mi esperanza en el futuro. O de mis angustias, mis expereriencias, mis lágrimas y mi miedo en el futuro.
Al final hablo de mí con el vino de trasfondo. Y sobre ese tema, en mi casa, no hay discusión posible.

7 comentarios:

  1. Con este blog tan bohemio y filosófico no das pie a la vidilla que tenías en el antiguo!!

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  2. La vidilla sigue en el de Ignatus. Hemos vuelto casi todos (Tony, Victor, Maggots...)

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  3. Uf, hace mucho que no lo leo, tendré que pasarme por allí entonces

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  4. Por cierto, en qué franja horaria se supone que está este blog?

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  5. Yo qué sé, si no tiene ni color como para tener franja horaria!

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  6. jaja, estás pagando la cuota barata o qué? (es broma, que estás ultimamente que no las coges)Pues ponle un poco de color!!
    Lo has cambiado? ahora ya sale la hora bien

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  7. Lo he cambiado, sí. Ponía hora del pacífico, y con el frío que hace aquí no me parecía adecuado.

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