lunes, 16 de agosto de 2010



Mirabamos la bodega del restaurante en una pausa de la comida. Yo señalé una botella.

- No lo he probado aún.
- ¿No?, respondió.  Pues yo es la botella que bebo cuando quiero sentir que vuelvo a casa. Es el sabor del hogar.
- Yo nunca tengo la sensación de volver a casa, dije.

Este es un viaje en búsqueda de un vino cuyo sabor me recuerde a mi hogar. Y la búsqueda de un lugar donde volver, donde su vino y yo nos pertenezcamos mutuamente.

Aquí empieza.