Martinborough es un pequeño pueblo de unos 5000 habitantes en el sur de
la isla norte de Nueva Zelanda. Un pueblo cuyas calles están trazadas como la
bandera de la Union Jack y se unen en la plaza del pueblo y donde el Hotel
Martinborough es parada obligatoria en busca de cerveza, fish and chips y
hamburguesas de venado de un buen número de enólogos extranjeros que van a
trabajar varios meses al año atraídos por la calidad de la Pinot Noir que allí
se elabora.
Si bien fue William Bettham quien plantó las primeras vides de Pinot Noir en la zona en 1890, no es hasta los años 70 del siglo XX cuando Martinborough vuelve a considerarse una zona óptima para el cultivo de esta variedad. Fueron tres bodegas las que apostaron por ello, las tres pequeñas, artesanales, con un espíritu de cooperación envidiable y con una aspiración de hacer vino de calidad que años después se demostró acertada: fueron Martinborough Vineyards, Ata Rangi y Dry River. Pilares de lo que hoy sigue siendo la industria del vino en Martinborough: bodegas pequeñas, casi artesanales elaborando vino de calidad y con un fuerte sentimiento de cooperación. Para hacer una radiografía completa del interior de la mayor parte de las bodegas de la zona habría que añadir una profesionalización absoluta en todos los ámbitos de la producción y un respeto por la tradición borgoñesa de la Pinot Noir (respeto que no sumisión). No en vano, no hay enólogo que no haya viajado varias veces a Francia a hacer campañas y aprender del viejo mundo.
Se da la casualidad que Derek Milne, el edafólogo que colaboró en la
fundación de Martinborough Vineyards estaba casado con la tataranieta de
William Bettham. Pasado y presente de la zona unidos por un lazo familiar. Tras
24 añadas en el mercado los principios de la bodega siguen siendo los mismos:
suelos vivos, pie franco, fermentación espontánea, no clarificación, no
filtración... quizá descoloque a algún europeo despistado que cree que todo el
vino del nuevo mundo es tecnológico, pero la vida consiste es que te rompan los
esquemas cuanto más a menudo mejor. De las varias etiquetas de Pinot que sacan
al mercado, la Te Tera sobresale por su calidad precio, la Reserve Pinot sólo
se embotella en las mejores añadas, la Burnt Spur es de un sólo viñedo, de
suelos más pesados que el resto y la Marie Zelie es una edición limitada,
especial y bastante cara. Como anécdota, en marzo del 2011 durante una cata a
ciegas en California, una botella de Martinborough Vineyard Pinot Noir 1998 fue
declarada "World's Twenty Best Pinot Noirs", superando entre otros a
un Domaine de la Romaneé Conti La Tache 1990. Además de Pinot, elaboran algo de
Chardonnay.
La segunda de las bodegas pioneras es Dry River. Fundada en 1979, hoy en día poseen alrededor de 12 hectáreas repartidas entre Pinot Noir, Syrah, Gewürztraminer, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Pinot Gris y Viognier. No hace falta explicar lo pequeñas de sus elaboraciones (de Pinot Noir no elaboran nunca más de 12.000 botellas y en total suman 35.000 botellas anuales), que junto con su fama hace que sea la bodega con los precios más altos de todo Martinborough. La enóloga Katy Hammond (el número de mujeres al mando de bodegas es también superior al viejo mundo) mantiene la idea de mantener al máximo las características de cada terroir, por lo que la intervención en bodega es mínima. De Pinot Noir tienen tres fincas: Dry River, Craighall y Lovat, de una media de 20 años de edad, con predominio del clon UCD5 (al 80%, el resto son 10/5 y Dijon). Utilizan un 15% de racimo sin despalillar, maceración prefermentativa en frío de entre 5 y 7 días y una crianza de un año en barrica, de las cuales un 25% son nuevas. Pero si uno de sus vinos fue el que me más me sorprendió fue su Riesling de vendimia tardía. Espectacular.
La segunda de las bodegas pioneras es Dry River. Fundada en 1979, hoy en día poseen alrededor de 12 hectáreas repartidas entre Pinot Noir, Syrah, Gewürztraminer, Chardonnay, Sauvignon Blanc, Riesling, Pinot Gris y Viognier. No hace falta explicar lo pequeñas de sus elaboraciones (de Pinot Noir no elaboran nunca más de 12.000 botellas y en total suman 35.000 botellas anuales), que junto con su fama hace que sea la bodega con los precios más altos de todo Martinborough. La enóloga Katy Hammond (el número de mujeres al mando de bodegas es también superior al viejo mundo) mantiene la idea de mantener al máximo las características de cada terroir, por lo que la intervención en bodega es mínima. De Pinot Noir tienen tres fincas: Dry River, Craighall y Lovat, de una media de 20 años de edad, con predominio del clon UCD5 (al 80%, el resto son 10/5 y Dijon). Utilizan un 15% de racimo sin despalillar, maceración prefermentativa en frío de entre 5 y 7 días y una crianza de un año en barrica, de las cuales un 25% son nuevas. Pero si uno de sus vinos fue el que me más me sorprendió fue su Riesling de vendimia tardía. Espectacular.
Palliser Estate se fundó algo más tarde que las bodegas de las que he
hablado hasta ahora y es una de las más grandes de Martinborough, produciendo
aproximadamente 400.000 botellas de dos etiquetas de Sauvignon Blanc, una de
Riesling, una de Chardonnay, tres etiquetas de Pinot Noir y dos etiquetas de
Pinot Gris. Su primera añada en el mercado data de 1989 y hoy en día tienen en
el mercado su marca principal, Palliser Estate y Pencarrow, que actúa como
segunda marca. De otro nivel es el Pinot Noir seleccionado de entre las
mejores barricas, que llevan el nombre de alguno de los perros de los empleados
de la bodega: Great Harry, Great Marco , Great Bear o Great Walter. Cultivan 85
hectáreas, todo en ecológico (como más del 90% del viñedo neozelandés), con
cubierta vegetal natural. En algunos de los viñedos son las ovejas las que
siegan la cubierta a la vez que "abonan" el terreno. Allan Johnson y
Pip Goodwin están al cargo de la elaboración y de un magnífico equipo, uno de
los puntales de la empresa. Fermentación espontánea para la Pinot Noir en acero
inoxidable (menos del 5% de racimo entero) y para la Chardonnay, fermentada en
barrica usada.